La peor noticia de todas en este año 2020 es la llegada de la Velutina a nuestros colmenares. Sabíamos que tendríamos que sufrir y pelear con esta especie invasora, pero nunca te imaginas de que forma hasta que lo vives en el colmenar.

Aprendiendo a luchar

Siempre escuché cuando iba a la asociación de Gijón de apicultores o a las charlas, talleres contra la velutina que muchos apicultores, muchos de ellos son conocidos, deciden dar el paso de poner unas pocas colmenas, se quedaban sin nada, ni abejas ni miel.

Este problema de no es de ahora, ya lo sufrimos en nuestro territorio desde unos años. Me acuerdo, cuando fuimos hace 5 años a una charla a Gijón, al Botánico, y nos dijeron nuestro vecinos del norte (gallegos, vascos, cántabros) que iba a peor la situación, que tomaríamos medidas, que avisáramos al Principado que esta especie invasora no se acaba con ella tan fácilmente. Es un problema tan grave y serio en Asturias, que nos afecta a todos, no solo a nosotros como apicultores.

Pero el bicho llegó y se queda para conquistar nuestro territorio. Se adapta de maravilla, le gusta el clima húmedo, agua de los ríos y eucalipto para construir sus nidos, todo en un mismo sitio, sin moverse mucho, construye su nido, y va conquistando territorio, desde Galicia, desde Cantabria, va entrando en Asturias, se va haciendo hueco y nosotros la vemos venir, sin saber que hacer o como luchar contra ella.

Voy a mil charlas, talleres, reuniones y cada uno da su visión, su versión, sus métodos. Mejor trampear en primavera para capturar reinas (por una que pillas hay 5 escondidas), siempre me lo dicen los que están en el tema de la Velutina, «Eva, si ves un nido, hay 15 escondidos», y que razón tienen los que más saben de Velutina.

Empieza la Guerra

Os contaba en la entrada de la cosecha de miel, porque la decisión que tomamos y ahora lo vais a entenderlo mejor. A la semana de hacer la cosecha, volvimos al colmenar a llevar las alzas con los cuadros para que las abejas los limpien.

Nada más llegar a Polleu, ya lo vi claramente, no se movían las colmenas desde fuera, en la puerta, donde suelo hacer fotos si vamos por allí. Nada, no había ruido de abejas, no había alegría en el colmenar, ya había aterrizado la velutina. Todo esto pasó a finales de julio, pensamos que hacer, lo veíamos muy negro, pero no dejamos, ni vamos a dejar de luchar por las nuestras compañeras de trabajo.

Al entrar en el colmenar, ves unas pocas velutinas, puse fotos en las RRSS y ya nos decían que si hay, llegarán más y así fue.

Siempre escuchas a los que llevan tiempo luchando contra esta especie invasora, que lo mejor, lo que recomiendan son las arpas eléctricas, ponen a raya a la velutina, pero  no somos ingenieros, ni somos electricistas (aunque tenemos conocidos, no saben del tema).

Haciendo números se nos iba de presupuesto totalmente poniendo las arpas, no podía ser, no era el año, ni el momento de invertir tanto dinero.

Primera visita en el colmenar

Nos las ingeniamos como pudimos. Se nos ocurrió hacer ciegas las colmenas, taparlas con tela de sombreado, todo alrededor de la colmena. Al principio iba genial, las abejas empezaban a salir, pero la velutina de tonta tiene lo justo y se busca la vida para poder entrar a por las abejas y así lo hace. Se pone encima, debajo, busca un hueco por donde sea para entrar y capturar a las abejas.

La primera visita que realizamos al colmenar, hicimos lo que pudimos, fue impactante. Solo nos rodeaban las velutinas, nada más, solo velutinas, lleno el colmenar por todos lados. La ansiedad que te da, el miedo de no saber si hacer algún movimiento y que te piquen, ye lo peor de todo. Hasta que nos dimos cuenta que la velutina pasa de nosotros, no le interesamos, va a su presa, a su alimento, a las abejas.

Así que rodeamos las colmenas como pudimos y con nuestros medios para «engañar» a la velutina. Iba bien el sistema, pero la invasión cada vez iba a más. Cada vez eran más y más velutinas, y no sabias si llorar, si reír de nervios, verte ya sin colmenas, sin abejas, era tremendo…

Decidimos dar de comer a las abejas, ya que no salían y pasaban los días y nos preocupaba que se quedaran sin reservas (según los que saben de velutina, no hay que darles de comer) antes de verlas morir de hambre, les doy de comer, y que sigan vivas.

Aprendimos a luchar

Un día a lo tonto, me llama la familia y me dicen que vieron en la TPA a un señor de Grao hablando de un sistema para capturar velutinas. Buscamos el vídeo y vimos como lo hizo. Comentó que la idea era de Koldo Belasco, que había perdido todos las colmenas y que estaba desesperado, nos pusimos a investigar. A todo esto, ya estamos en agosto, todo iba en contra nuestra y de las abejas.

Así que preguntando a las asociaciones, a grupos de facebook antivelutina, dimos con el vídeo para crear las trampas, y no lo dudamos, nos pusimos hacer las trampas antivelutina, para intentar salvar a las abejas, aunque todo apuntaba que era complicado.

Vimos los vídeos, entendimos como poder hacerlo para nuestros colmenares, cuyas colmenas están separadas y este es el resultado.

Os dejamos fotos de las capturas nada más poner las trampas. Caían sin parar en ellas, y las colmenas notaban menos presión del ataque de las velutinas.

En este vídeo os cuento un poco como funciona esta trampa.

La mejor decisión tomada, ojala hubiéramos sabido de este sistema hace un par de meses, la historia sería bien distinta. Las colmenas no estarían bloqueadas, y las abejas estarían mejor.

Aquí os dejo un vídeo que grabamos al cabo de un par de semanas, solo en una trampa.

Seguimos en la lucha.

La guerra sigue, nada esta decidido, nuestras colmenas están vivas que es lo más importante, vamos librando las batallas que se nos ponen por delante, consiguiendo aguantar que no es poco.

Este sistema es el que decidimos instalar, igual no es el mejor del mundo, pero da resultados, que es lo que nos interesa. Es muy fuerte ver el colmenar sin vida,  se te cae el alma a los pies pensando en tener las colmenas tan guapas, tan llenas de abejas, que mirar para otro lado no va con nosotros.

Pusimos todo el esfuerzo, las ganas, la imaginación, el interés en poner todos los medios  a nuestro alcance, para lograr no quedarnos sin las abejas, que tantas alegrías nos dan en Les Colmenes de Tate.

La lucha sigue por nuestras abejas…