El fin de semana del 20 de mayo, para celebrar el día mundial de las abejas, dimos apertura a las visitas a nuestro colmenar.
El sábado nos visitaron los padrinos de las colmenas KECO y MALEN. Antonio y Malen no se querían perder la oportunidad de ver a sus ahijadas, así que junto con dos amigas (Antonia y Emma) disfrutamos de una visita llena de experiencias.
Para nuestros padrinos, no era la primera vez que nos visitaban, ya llevan dos años apadrinando.
Su primero vez fue nada más apadrinar, vinieron a conocer la colmena KECO, se enamoraron de las abejas, así que no dudaron en apadrinar otra colmena más MALEN.
El sábado disfrutaron de las dos colmenas, al estar en el mismo colmenar fue todo mucho más fácil.
Nada más llegar a las puertas del colmenar, nos vestimos de apicultores, y hablamos de todo lo relacionado con las abejas, ¿para que sirve el ahumador? esa gran pregunta que nos hacen todos lo que nos visitan.
Pero vamos a comentaros como fue la visita de los padrinos. Empezamos la jornada por la colmena MALEN, cuando les comenté que podía haber entre 40.000 a 60.000 abejas o incluso más en plena explosión de primavera, no daban crédito hasta que abrimos la colmena y lo pudieron ver de primera mano.
Les saqué cuadros de cría para que vieran las distintas etapas por las que pasa la cría de abeja hasta que nacen. Distinguieron los huevos de la obrera y del zángano así como realeras y la verdad que cuando vas explicando como trabajan las abejas dentro de la colmena, sus caras se quedan alucinadas de como un insecto tan pequeño es capaz de hacer un trabajo tan complejo (traer néctar y polen) y tan bien organizado dentro de la colmena. Cada miembro sabe lo que tiene que hacer en cada etapa de su vida, sobre todo las obreras que son las verdaderas trabajadoras de la colmena.
A continuación pasamos a la colmena KECO, una colmena que el año pasado nos ha dado muchos kilos de miel.
Son de esas colmenas que disfrutas nada más abrirla y compruebas como van trabajando en el alza de miel sin parar. Estirando toda la cera y metiendo néctar sin descanso para fabricar rica miel asturiana, que es lo que nos gusta en Les Colmenes de Tate.
Lo mejor vino al abrir la cámara de cría y descubrir unos cuadros maravillosos donde la reina no para de trabajar poniendo huevos sin descanso.
En definitiva fue una jornada redonda, donde el buen tiempo nos acompañó en todo momento, el calor ya hacia acto de presencia, así que dejamos de molestar a las abejas y seguimos charlando sobre ellas fuera del colmenar.
Da gusto tener padrinos y visitas así de encantadores y comprometidos con las abejas, fue un día magnifico en el colmenar.
Muchas gracias por visitarnos, seguro que repetimos experiencia. Saludos tater@s¡¡¡